Mundo de ficçãoIniciar sessãoFederico Lombardi acababa de lograr que Nathalia volviera a dormirse. El viaje, la tensión de la comida y la pelea silenciosa con Ivanka (quien se había encerrado en el baño alegando migraña) lo tenían al límite. Solo quería tomar el vuelo de esa noche y dejar México atrás para siempre.
Escuchó unos golpes firmes en la puerta de la suite.
Revisó la hora. 4 de la mañana. ¿Quién demonios...?
Pensó que podría ser Ricardo con algún problema de último minuto. Abrió la puerta sin revisar la mirilla.
No era Ricardo.
Luca Bellini estaba de pie en el pasillo, vestido impecablemente, pero con una quietud mortal en sus ojos azules. Detrás de él, dos de sus guardias de seguridad bloqueaban el pasillo.
—Bellini... —tartamudeó Lombardi, tra







