Mundo ficciónIniciar sesiónEl vestíbulo del penthouse del St. Regis estaba sumido en un silencio lujoso y artificial. Alessandro Bellini esperaba junto a los ascensores privados, vestido con pantalones de pijama de seda y una bata de cachemira. Su rostro, normalmente impasible, estaba marcado por la preocupación.
Las puertas del ascensor se abrieron con un susurro. Luca salió. No parecía el magnate multimillonario que había aterrizado 24 horas antes. Parecía un soldado saliendo de una trinchera. Su traje Zegna estaba arrugado por haber dormido en el sillón del hospital, sus ojos azules estaban inyectados en sangre por la falta de sueño y la furia contenida, y sus manos vendadas eran un crudo recordatorio de la violencia de sus emociones.
—Figlio! —exclamó Alessandro, acercándose—. Pareces... ¿Qué pasó? ¿Es Amelia?
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