Mundo ficciónIniciar sesiónEmilio se quedó mirando el cristal, su mano apoyada en él. Vio el diminuto pecho del bebé subir y bajar con dificultad. Vio sus ojos, abiertos por un instante, de un azul verdoso inconfundible. Sus ojos. Los ojos de Luca Bellini.
No había duda.
La ironía lo golpeó con la fuerza de un puñetazo en el estómago. La historia se estaba repitiendo. Su madre, embarazada de dos hombres. Y ahora, la mujer que había sido su amante, embarazada de él o de Lombardi... No. De él. Lo sabía.
Él, Emilio, acababa de convertirse en Luca Bellini. Acababa de convertirse en Noah Walker. Estaba atrapado en el mismo ciclo infernal que había destruido a su madre.
Detrás de él, Lombardi observaba al beb&eacut







