Pero ¿qué clase de lógica absurda era esa? Si de verdad querían conseguir un novio, ¿no deberían buscarlo en un lugar decente, con algo de sentido común?
¿Ir a un bar a buscar pareja? ¡Por favor que era esto!
Esos sitios estaban llenos de humo, ruido, tipos con más alcohol que cerebro, y con suerte alguno que otro farsante vestido de traje que quería impresionar a las ingenuas. ¡No era exactamente el lugar donde uno esperaba encontrar al amor de su vida!
La verdad, me quedaba bastante claro: las chicas del dormitorio de Sofía seguro eran de las que soñaban con atrapar a algún ricachón guapo. Iban a esos bares con la esperanza de pescar algo, y no precisamente una buena conversación.
Y si Sofía seguía rodeándose de gente así… tarde o temprano iban a arrastrarla a ese mismo mundo superficial y falso.
Con el tono de quien se preocupaba de verdad, como un hermano mayor, le hablé con calma pero firmeza:
—No deberías seguir metiéndote con esas compañeras tuyas. Si de verdad quieres tener nov