Viviana me dio una cachetada en la rostro:
—¿En qué estás pensando? Estás muy distraído.
—En nada —respondí, sin querer hablar sobre eso.
Viviana enseguida retiró el pie:
—No necesitas seguir masajeándome. Mejor hazme un examen, esto es lo más importante. Si no logro que mi cuerpo se ponga bien, Mikel seguro pensará que estoy mintiendo, y entonces serás tú quien pague las consecuencias.
No pude evitar hacer un comentario sarcástico:
—Eres una chica cruel, ¿no podrías buscar a otra persona? Mikel viene sospechando que tienes una relación turbia conmigo. Ahora, además de pedirme que te trate, me estás poniendo en una situación aún peor, ¡esto es una vil trampa directa para mí!
—Estás equivocado. Por el contrario estoy ayudándote a limpiar tu nombre. Piensa bien, tú eres un médico y yo soy una paciente. Que la paciente busque al médico no tiene nada de raro.
—Si no viniera a buscarte, ahí sí habría algo raro. ¿No crees? Mikel sería aún más suspicaz, él es un tipo muy desconfiado. Si no te