Capitulo838
—¡No fue eso! —me apresuré a decirle:— Lo juro por lo más sagrado. Jamás había pensado en Patricia de esa manera. Solo… solo estaba tratando de calcular su talla, nada más.

Aunque sabía a la perfección que, siendo hombre, quedarme mirándola de ese modo no había sido lo más prudente. Así que de inmediato desvié la mirada y me disculpé:

—Perdón, Patricia. No fue mi intención incomodarte. Por cierto, ya clasifiqué todas las medicinas que debe tomar Aquilino el día de hoy, las dejé organizadas en la nevera. Tú tranquila, ya me voy.

Y sin esperar respuesta, salí casi huyendo de ese lugar.

La verdad es que la vi algo avergonzada, y eso también me hizo sentirme incómodo.

No fui al consultorio. Primero llevé mi auto al concesionario para que le hicieran el mantenimiento correspondiente. Lo dejé en ese lugar y luego tomé un taxi hasta la clínica.

Cuando llegué, ya pasaban de las diez.

Como ahora no necesitaba trabajar como masajista, no tenía un horario tan estricto. Podía llegar más temprano o
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