—Piénsalo muy bien —le dije a Mario, con un tono decidido pero sin presión alguna.
Ya no tenía nada más que añadir. Había dicho todo lo necesario. Seguir insistiendo sería meterme donde no debía.
Mario se agacho, con el gesto de quien carga con algo muy pesado.
—Voy a reflexionar tus palabras, Óscar. En serio.
Le di una palmada en el hombro, como para cerrar la conversación sin más palabras. Cada uno volvió a sus tareas.
Unos minutos más tarde, el encargado del consultorio, Leo Barrios, se acercó a mí con un gesto muy serio.
—Óscar, estamos quedándonos sin más reservas de hierbas medicinales. Hay que reabastecernos cuanto antes.
Ya me lo había mencionado Aquilino esa misma mañana, y también me había explicado todo el proceso de compra, los proveedores, y los contactos clave.
Era evidente que Aquilino estaba empezando a confiarme los pilares fundamentales del negocio.
Y es que en un centro médico como el hospital San Rafael, el secreto del éxito no estaba solo en la gestión o la atenció