Eric cauteloso dijo: —Eso no es cierto. Aunque mi exesposa sea muy guapa, no se compara contigo.
—Tú eres tan joven y tienes un cuerpo espectacular. Tienes tanto juventud por todo tu cuerpo, con tan solo mirarte y ya te de deseo.
Para mis adentros la maldije a Eric por ser tan despreciable.
La enfermera pequeña también parecía ser una experta; al menos era más hábil que esa tal Alaia.
De forma seductora se recostó sobre Eric pareciendo una niña pequeña buscando consuelo: —Sé que te atrae mi belleza, esa también es mi ventaja.
—Soy joven y bonita, tengo un espectacular cuerpo, además soy buena en la cama. No puedes dejarme escapar.
—Serias un bobaso si lo hicieras, seguro que lo lamentarías.
A Eric le encantaba este tipo de mujeres audaces y seductoras. Sonrió despreocupado y dijo: —Me encantan las mujeres como tú... Ven, vamos a hacer otro juego de roles.
La verdad es que se estaban comportando de una manera descarada y lasciva, aunque su —desempeño— la verdad no era la gran cosa. No i