CELIA :
Máximo conduce sin dejar de sonreír.
¿– Que te hace tanta gracia?
Le pregunto, y él me mira sonriendo.
– Estoy feliz, eso es todo.
Dice mirándome de reojo.
¿– Por qué estás tan feliz?
Le vuelvo a preguntar intrigada.
¿– No es obvio? Eres mía Celia, mi mujer, mi señora... Señora Cooper... Que lindo se escucha ¿No?
Siento mi cara caliente.
– Que cursi te has vuelto Máximo.
Digo volteando mi cara hacía otro lado para que no vea lo roja que estoy.
Escucho su risa.
– Se que te encanta cuando me vuelvo cursi... Todo sea por verte feliz.
Sonrío mordiendo mis labios, me gané la lotería con este hombre.
Máximo me lleva a un lujoso residencial.
– Waoo, ¿vives aquí?
Pregunto.
– Así es, todo este residencial me pertenece... Así que bienvenida a mi humilde hogar.
Empiezo a reírme cuándo dice humilde, es la misma palabra que utilice cúando fue a mi mansión.
– JAJA, esto de humilde no tiene nada.
Digo para colgarme de su brazo y entrar.
En el ascensor Máximo marca el último