53: Algo nefasto.
Pronto, aquel murmullo de las sirvientas se fue alejando por el pasillo hasta que dejó de escucharse por completo. Molesta, Mónica Cervantes entró en su habitación en dónde Eduardo ya se encontraba descansando, al mirarlo sobre la cama, apretó los dientes; su esposo seguía tan lamentable como salieron de Villa Cottage. El jamás iba a olvidarse de Emma Borbón por completo, y tal y como todos había caído rendido a ella desde el instante mismo en que conoció a esa mujer. Su rencor tan solo se iba incrementando.
Caminando hacia su esposo, le repasó el pecho fornido por las yemas de los dedos hasta que logró incomodarlo.
— Hace un día precioso, ¿Por qué no salimos al jardín? La reina fue muy amable en recibirnos, y creo que al bebé y a mi nos hará bien tomar el sol. — dijo la mujer con un deje de enojo.
— Ve tu, y pídele a tu tia acompañarte, yo estoy muy cansado. — dijo Eduardo sin mirar a su esposa.
Furiosa, Mónica tuvo que contener sus ganas de discutir con su esposo; aquel no era un lu