41: Una burla.
—Bienvenido sea mi querido suegro, espero que tú y mi tía disfruten mucho su estancia aquí, lamento aparecer apenas, no me siento muy bien, cada día me siento más y más cansada. — dijo Mónica.
—Es normal querida, son los malestares típicos del embarazo, pero, no hay porque lamentarlos, después de comer, iremos al hospital en donde nacieron mis hijos para ver a mi nieto. — dijo emocionado el Duque.
Mónica palideció, y fingió un mareo repentino siendo sostenida por Melina.
—Mónica, cariño, siéntate, y tú, Enrique, ¿No ves lo pálida que está? El médico le ordeno reposo absoluto después de lo que esa horrible Borbón le hizo, y tú quieres exponerla a más estrés y cansancio, la ecografía puede esperar. — dijo con autoridad Melina.
—Vamos Melina, mi esposa es una mujer fuerte, no es débil, y papá quiere ver a su nieto, creo que, si puedes hacer un pequeño esfuerzo por papá, ¿Verdad Mónica? — dijo Eduardo presionando a su esposa a cumplir el capricho de su padre.
Mónica sudó frio. No podía ir