—Buenos días cariño. — saludó Eduardo, besando la frente de su esposa.

—Buenos días amor, pediré que te sirvan el desayuno. — respondió Mónica.

—No es necesario, en lugar de eso, ordena a la servidumbre que preparen un buen cerdo y mucha comida, por la tarde vendrá mi padre y mi madrastra, quieren hablar con nosotros sobre lo que haremos para recuperar mi título y mi papá se muere por ver al bebé, dijo que quiere llevarnos a hacerte una ecografía en tercera dimensión para conocer a su nieto. — dijo con simpleza Eduardo.

Mónica sintió como la fruta y el café se le atoraron en la garganta.

—¿Una ecografía? Pero cariño, aun no me toca la cita médica, ¿Puedes decirle a tu padre que le puedo dar una de las ecografías que ya tenemos? No me siento demasiado bien el día de hoy para salir. — pidió con fingida dulzura la mujer.

—Vamos, solo será un momento, a papá le alegrará mucho ver a nuestro hijo, así que, ordena una espléndida comida y asegúrate de lucir hermosa el día de hoy. — dijo Edua