7. Un desayuno
Capítulo 7
Hace un año
La luz tenue del amanecer se colaba a través de las cortinas gruesas, tiñendo la habitación de tonos dorados. Jazmín abrió los ojos lentamente, con una sensación extraña apoderándose de su cuerpo.
Un leve dolor entre sus piernas y la hizo gemir bajito, los músculos de su cuerpo protestaron como si hubiera hecho un maratón de ejercicio intensivo y se llevó una mano al vientre, cubriéndose instintivamente. Estaba desnuda, en una cama que no era la suya, con sábanas oscuras enredadas entre sus muslos. Su cuerpo temblaba, aunque no hacía frío.
Entonces lo recordó.
Los besos.
Las manos firmes deslizándose por su piel con una mezcla de hambre y deseo.
El peso de Nathaniel sobre ella, su voz ronca murmurando cosas que no entendía del todo, pero que se le quedaron clavadas en el alma.
—Eres hermosa. Perfecta.
—Estas muy apretada.
—Dios… pequeña, no te muevas.
—Tus senos son pequeños y perfectos para mí.
Solo pensar en esas palabras hacían que se sonrojara hasta el cuero