25. Presión matrimonial
—Estás demorando demasiado tu boda con Romina, Kaien.
El hombre detuvo el movimiento de los cubiertos a medio corte, tensando los hombros. Alzó la mirada hacia su abuelo, que bebía con calma un sorbo de café.
—Romina vino a quejarse conmigo —añadió el anciano—. Han pasado meses desde el compromiso.
—Sabes que he tenido que viajar —replicó Kaien, reanudando el corte del filete en su plato—. Comprometerme no estaba en mis planes. Fue decisión tuya.
—Precisamente por eso ya deberías estar casado. Romina pertenece a una familia influyente, clave para tus intereses. No dejes que otro se adelante.
—Mi posición es sólida, abuelo —se encogió ligeramente de hombros—. Un matrimonio no garantiza nada. Además, Romina detesta a Nayla.
—Eso no debería representar un problema. Esa niña...
—Ni lo pienses —interrumpió Kaien con una mirada gélida. Sus ojos desiguales brillaron con una amenaza latente—. Nayla es mi prioridad. Es quien me importa. Si Romina no está a la altura, que ni sueñe con acercarse