Capítulo: Aun quiero venganza.
—¿Qué dices? ¿Cómo es esto posible? —preguntó Norman, la incredulidad grabada en su rostro.
—Es una larga historia… —respondió Roberto, su voz temblando ligeramente, como si cada palabra que pronunciaría a continuación estuviera cargada de un peso insoportable.
Viena sintió un escalofrío recorrer su espalda. El miedo se apoderó de ella al imaginar el dolor que Norman experimentaría al enterarse de que su vida había sido una gran mentira. La revelación lo destruiría.
—¿Qué harás? —preguntó, su voz apenas un susurro, temiendo la respuesta.
—Se lo diré. En eso quedamos, pero… no sé, me odiará. Lo perderé, como he perdido tantas cosas en mi vida —la desesperación en la voz de Roberto resonó en el aire, llenando la habitación de una tristeza palpable.
Viena sintió una profunda pena por ese hombre. Después de todo, él era una víctima de la maldad de Augusta, la mujer que había tejido una red de engaños y traiciones.
—¿Cuándo se lo dirás? —insistió, intentando encontrar un rayo de esperanza