Capítulo 27
Estaba sentada al lado de Antoni. Llevábamos mucho tiempo en silencio. Para colmo nos encontrábamos frente a la casa de Leonor, la madre de Sebastián. Era evidente que a Antoni le afectaba la idea de estar en aquel lugar.
—¿Pasa algo? —me animé a preguntar.
—El tiempo —dijo con un hilito de voz—. Eso pasa. El tiempo que pasa y se lo lleva todo dejando apenas para ti un mar de recuerdos.
Los recuerdos. Mis recuerdos. Sabía de lo que hablaba. Lo que más me dolía era que al parecer él me había olvidado, el mar del que hablaba se había llevado nuestros momentos, nuestros besos, nuestras caricias, mi primera vez, mi primer amor. Para él no había sido nada, pero para mí, para esta sobreviviente, todo estaba tatuado en mi piel con fuego y sangre. Ni todo el mar existente podría borrar jamás mi dolor.
—A veces recordar duele.
Por fin me miró y asintió.
—Prácticamente crecí en esta casa. Mis padres vivían trabajando y Leonor era muy amiga de mi abuelo. Mi amistad con Sebastián f