Capítulo 22
Presente:
—¿Qué hace ella aquí? —remarcó mi madre con un tono seco. Sus palabras fueron como un balde de agua fría que me trajeron de bruces a mi antigua realidad. A mi adolescencia truncada por sus maltratos e imposiciones. Por mucho tiempo pensé en todo lo que viví en aquella casa y al final llegué a la conclusión de que si ellos hubieran sido más permisivos, si me hubieran dado más libertad yo habría conocido el mundo y sus peligros y me habría dado cuenta de que Antoni solo quería lo que ocultaba bajo mi ropa.
—Mamá, puedo explicarlo... —murmuró mi hermano.
Los ojos de mi madre pasaron de los míos a los de mi hijo y enarcó las cejas con sorpresa. Quizás una parte de ella hasta pensó que lo había perdido o que, en el peor de los casos, había decidido abortar. De solo pensarlo se me apretaba el pecho. Mi hijo era mi tesoro más preciado.
—Él es tu…
—Sí, mamá —le dije con la voz temblorosa—. Él es Tobías, mi hijo.
—¿Tobías?
Sus ojos regresaron a los míos con la boca en