Capítulo 47: Sus deseos.
— Las ventas han bajado considerablemente y hemos perdido la oportunidad de conseguir el respaldo de los médicos de la ciudad que era lo único que nos podría haber dado credibilidad ante las sospechas de que nuestros químicos están envenenando el aire, ¿Qué piensa hacer señorita Urriaga para solventar estás perdidas? Su abuelo era un hombre intelectual y responsable y su padre por lo menos era responsable, esperamos lo mismo de usted. — dijo un viejo socio de Urriaga.
Mariana chocaba los dedos contra el escritorio mientras escuchaba a la junta directiva de su empresa quejándose de los recientes problemas que estaban atravesando en Estados Unidos. Todos aquellos habían sido en algún momento amigos de su abuelo, pero ese viejo mediocre ya ni estaba ni estaría más y ahora era ella la manda más, no permitiría que la cuestionaran.
— Silencio, ya cállense todos, no seré cuestionada. — Todos en el lugar, incluido Renato, se habían quedado en silencio. — No es la primera vez que atravesamos u