Hace dos días que he regresado y aún no encuentro la forma de estar tranquilo. Siento miedo de lo que pueda pasar, de si Violeta hará o no algo con todo lo que le di y si habrá consecuencias por ello.

Con Amanda es otro tormento, porque está furiosa conmigo por negarme a decirme que él hecho, piensa que no confío lo suficiente en ella como para hacerla partícipe de ello y no es esa razón. Quisiera poder meterme en su cabeza para hacerla entender el motivo de mis decisiones y que nada tiene que ver con que no confíe en ella, sino todo lo contrario. Ella es toda mi puta vida, ella y mis hijos y lo único que quiero es protegerlos de cualquier peligro.

Suena el teléfono de casa y camino de manera mecánica a respondedor, veo en el identificador el número de la oficina y con eso sé que es ella.

—¿Puedes recoger a los niños de la guardería? —Me suelta sin siquiera detenerse a un saludo.

—Hola corazón ¿qué tal va tu día? Yo también te amo —le respondo con sarcasmo y ella no parece afectarse e