Sasha
El cielo se había oscurecido a medida que pasaban las horas, y un pesado sentimiento de inquietud impregnaba el aire. Era como si la naturaleza misma se estuviera preparando para ceder bajo el peso de lo que iba a suceder. Me sentía abrumada por la tarea que me esperaba. Cada decisión me parecía aún más pesada que la anterior. Adrian, Dante y yo estábamos en una encrucijada, y la idea de un pacto parecía a la vez una solución y una trampa.
Los tres nos encontrábamos en la sala secreta de la residencia de los Morvan, un lugar aislado de las miradas, envuelto en la sombra de antiguos secretos. Las paredes estaban cubiertas de libros de cuero desgastado, que contenían conocimientos olvidados, pergaminos vinculados a los poderes ancestrales de los vampiros y los lobos. Dante y Adrian estaban allí, esperando que yo hablara. Ellos conocían la importancia de esta reunión, pero ignoraban el dilema interno que me devoraba.
Tomé una profunda respiración. El silencio, pesado y opresivo, me