Sasha
La oscuridad era ahora total, un abismo sin fin a nuestro alrededor. Incluso la luz de la luna, habitualmente tan fuerte, parecía disiparse bajo la presión del terror palpable. Podía sentir la presencia que nos rodeaba, creciendo a cada instante, como una bestia lista para devorarnos. El suelo temblaba a intervalos regulares, y cada vibración parecía arrastrarnos más profundamente a un infierno que nunca habríamos podido imaginar.
Las sombras se agitaban a nuestro alrededor, convirtiéndose en formas en movimiento, siluetas difusas que se retorcían y erguían en las tinieblas. No eran criaturas, ni entidades definidas, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Restos de un tiempo pasado, recuerdos de una época en la que la tierra misma estaba viva, impregnada de una magia antigua y olvidada. Y nosotros la habíamos despertado.
Adrian caminaba a mi lado, su mirada fija al frente, como si pudiera ver a través de esta oscuridad. Sin embargo, sentía una inquietud creciente en su ser. No