Sasha
Los ecos de voces, susurros, amenazas, se entrelazan en el aire denso de la sala. Las caras a mi alrededor están marcadas por expresiones de desconfianza y cálculo, pero las veo. Veo en el fondo de los ojos enemigos, aliados igualmente frágiles, un destello de incertidumbre. Nadie está a salvo aquí. Cada palabra, cada movimiento podría ser el que sella nuestro destino. La tensión es palpable, más viva que nunca, como si la más mínima chispa pudiera incendiar la habitación y, con ella, todo lo que hemos construido. Todo lo que hemos sacrificado.
Me siento extrañamente tranquila, una calma glacial que me atraviesa, como una ola negra de un mar embravecido, pero que no me ahoga. Al contrario, me impregna, me solidifica. Miro a Adrian, que se encuentra a mi lado, impasible, su mirada tan afilada como el acero. Él siempre es quien lleva la b****a. Él que me ha mostrado que no hay lugar para la duda en este mundo. Él que, con sus puños de acero, ha roto tantos sueños y ambiciones, ahora está ahí, listo para aplastar todo lo que se atreva a interponerse en nuestro camino. Y yo… yo estoy lista para seguir.
— ¿Realmente creen que simplemente los dejaremos hacer? resuena la fría voz de Matteo, un vampiro entre los más antiguos y uno de los más poderosos de esta sala. Tiene esa arrogancia que flota a su alrededor, como un aura malévola. Pero no le temo. No más que a los demás.
Adrian avanza, su paso seguro y firme. Lo desafía con la mirada, una mirada que podría derretir el hielo, pero que no muestra ninguna duda. No esta vez.
— No se trata de dejar hacer, Matteo. Se trata de supervivencia. Y créeme, ya no estás en la cima.
Los murmullos aumentan a nuestro alrededor. Las otras facciones, en particular los vampiros, parecen dudar. Los lobos, en cambio, están más tensos, sus ojos brillando con una luz peligrosa, listos para lanzarse a la pelea si se emite el más mínimo signo de hostilidad.
Dante, siempre en un segundo plano, observa, en silencio. Sé lo que piensa. Él que siempre ha sido el más pragmático entre nosotros, ve cada movimiento, cada palabra como un golpe en una partida de ajedrez gigante. Escudriña las debilidades, las titubeos. Es quien nos mantiene un paso adelante. Lo veo observar cada rostro, cada reacción. Sabe que el equilibrio es frágil. Demasiado frágil.
— Ahora tenemos la fuerza, dice con calma, pero con una autoridad indiscutible. No son suficientes para detenernos. Esta vez, ustedes son los que van a ceder.
Las risas nerviosas y los intercambios de miradas pasan de grupo en grupo. Pero, en algún lugar, en el fondo de mí, sé que ellos recuerdan. Recuerdan nuestra ascensión. La sangre que hemos derramado, los sacrificios que hemos hecho. Recuerdan lo que hemos tomado y lo que estamos dispuestos a tomar de nuevo.
Nunca he creído en las medias tintas. Ni en la posibilidad de una victoria compartida. No en este mundo. En este juego de poder, solo hay dominantes y dominados. Y esta noche, somos nosotros, los dominantes.
Aprieto los puños, mis uñas se clavan en la palma de mis manos. La sangre que fluye en mí es caliente, hirviente, llena de la determinación de siglos pasados. De lo que mis ancestros atravesaron para que yo esté aquí, para que estemos aquí. Todo se ha vuelto claro.
— Prepárense para luchar por lo que creen que es suyo, anuncia Adrian, su voz sin dejar lugar a discusión. Porque una vez que esta noche pase, todo será diferente. No habrá más lugar para aquellos que titubean.
El silencio es ahora pesado. Implacable. Los demás comienzan a prepararse, las tensiones se vuelven palpables. Pero nosotros ya estamos listos. En nuestros corazones, ya no hay lugar para la piedad. No hay más lugar para las debilidades.
Dante hace una señal discreta, y de inmediato, mis sentidos se agudizan. Los siento llegar, deslizándose en las sombras, listos para golpear, para matar. El ruido de pasos se escucha, apenas perceptible, pero están ahí. Listos. Todo está preparado.
Adrian y Dante están ahí, a mi lado, sin una palabra, pero con un acuerdo tácito entre nosotros. Nos entendemos sin necesidad de hablar. El ataque es inminente, inevitable. No es un simple golpe de fuerza. Es la guerra. Una guerra donde solo los más fuertes saldrán vivos.
El instante siguiente, todo se desata.
Ruidos de pasos apresurados resuenan, estallidos de voces, choques de armaduras, gemidos de dolor. La batalla ha estallado. Vampiros se lanzan sobre nosotros, sus garras afiladas intentan desgarrar la piel, pero somos más rápidos. El acero de nuestras armas brilla en la fría luz de la sala, la sangre salpica el suelo, tiñendo la atmósfera de rojo. Los lobos, también, están en la pelea, furiosos y salvajes, pero más disciplinados que nunca.
Me deslizo, rápida como un rayo, mis movimientos fluidos, casi invisibles. Atrapo a un enemigo por detrás, mis garras desgarran su carne en un grito penetrante. Él cae al suelo, su cuerpo inerte a mis pies. Pero hay más. Siempre más.
Los vampiros son numerosos. Intentan rodearnos, pero Dante está ahí, su precisión implacable. Un disparo, luego otro, y un vampiro se desploma en un estallido de luz.
Y, en medio de este caos, lo veo. Él está ahí, en el corazón de la carnicería, una silueta imponente entre las tinieblas. Adrian, su mirada penetrante, busca su objetivo, inquebrantable, decidido. Nada lo detendrá. Nada nos detendrá.
Los segundos se alargan, largos y crueles, pero sabemos que esta batalla decidirá todo. El resultado de la guerra, de nuestra guerra, se juega ahora. Una sola pregunta queda en suspenso: ¿quién dominará? ¿Y quién caerá?
Apreto mi espada con más fuerza. Porque solo hay una respuesta. Y esta noche, somos nosotros, los conquistadores.
SashaEl calor de la batalla aún está en mis venas. El sabor de la sangre, el olor metálico que impregna el aire, los ruidos sordos de los cuerpos golpeados, el caos a mi alrededor – todo esto se mezcla en una danza violenta que me empuja a ir siempre más lejos. Los vampiros caen uno a uno bajo la presión de nuestros ataques. Cada golpe asestado es un mensaje, una advertencia para aquellos que se atrevan a desafiar nuestro poder. Los lobos, por salvajes que sean, obedecen a un solo mandato, a un solo principio: sobrevivir y reinar.Hago una pausa un momento, en un callejón sombrío del vestíbulo principal, para recuperar el aliento. Mis ojos buscan a Adrian en medio de los combates. Él está allí, implacable, una silueta sólida, inquebrantable, atravesando la noche con sus ojos de acero. La lucha está por todas partes a su alrededor, pero parece a gusto, como una bestia en medio de una tormenta.Entonces me giro hacia Dante. Sus ojos no abandonan ni un instante la escena, calculando cad
SashaEl viento sopla suavemente sobre la ciudad, aliviando ligeramente la tensión que me aprieta. Las calles están silenciosas, sin embargo, siento la presión, pesada y constante. La batalla ha dejado huellas, y aunque hemos triunfado sobre Matteo, queda en nosotros una sensación de inseguridad, como si la sombra del pasado continuara persiguiéndonos. Aún no ha terminado. Lo sé. Dante y Adrian también lo saben. No hemos ganado, no realmente, hasta que la última resistencia no haya sido aplastada.Es hora de prepararse para la última etapa. La guerra no termina en un campo de batalla. Termina cuando se rompe el corazón mismo del enemigo. Cuando el alma del poder es aniquilada.Adrian está a mi lado, más tranquilo que nunca. Sus ojos, penetrantes, escrutan el horizonte, pero está ahí, cerca de mí, como siempre ha estado. No es el hombre que conocí, ese hombre distante y misterioso. Es el hombre con quien compartí el dolor, la intensidad, el amor. El hombre que se ha convertido en el al
SashaEl olor del polvo, de los viejos muebles de madera, del acero frío. El silencio es opresivo, pesado con promesas de violencia y retribución. Nuestros pasos resuenan en la sombra, cada movimiento calculado, cada respiración contenida. La escena se ha congelado, el tiempo mismo parece suspendido. Este momento es nuestro, el que hemos esperado, preparado, y sin embargo, es difícil no sentir la adrenalina desgarrar nuestras venas.Los pasillos del edificio son estrechos, casi claustrofóbicos. Las paredes están cubiertas de retratos en blanco y negro, que representan rostros severos, congelados en el tiempo. Recuerdos del pasado, hombres que han construido este imperio de sangre y poder. Son ellos quienes han alimentado la guerra entre nuestros pueblos, creando grietas profundas, cicatrices que aún llevamos hoy.Dante camina al frente, su mirada aguda atravesando la oscuridad como un depredador en busca de su presa. A su lado, Adrian, tan silencioso como un espectro, con apariencia d
Capítulo 1 - La noche de los depredadoresSashaLa noche huele a ceniza y a sangre.Avanzo por los callejones oscuros de la ciudad, con el olor a humedad pegado a mi piel. Mi corazón late con un ritmo frenético, no por miedo, sino por ira. Esta noche, mi padre quiso sellar mi destino con un anillo y una alianza que no me pertenece.—Tienes que pensar en la manada, Sasha.—Un alfa no elige a su pareja por amor, sino por deber.Sus palabras siguen resonando en mi mente, quemando mi alma más intensamente que las llamas de una guerra. La manada Morvan ha reinado sobre esta ciudad durante décadas, imponiendo su ley a otros clanes, a los humanos, a todos los que se atreven a oponerse. Y yo, como hija del alfa, supuestamente debo perpetuar esa supremacía. Se espera que me case con un hombre al que no amo, que tenga sus hijos, que fortalezca alianzas sometiéndome a tradiciones que ya no significan nada para mí.Pero no soy una moneda de cambio. No soy una princesa vendida por el bien de un im
Capítulo 2 – Pacto de Sangre y LunaSashaHay algo en él que me atrae. No es solo su aura, ni la emoción del peligro que representa. Es algo más profundo. Más antiguo. Un eco que no comprendo, pero que no puedo ignorar.—¿Tienes un deseo suicida, vampiro? —pregunto con voz tranquila, aunque cargada de advertencia.Se ríe. Un sonido grave y dulce que se desliza por mi piel como una promesa prohibida.—Si ese fuera el caso, no arruinaría mi última noche con una lobita como tú.Maldito arrogante.—Alvero, ¿qué haces aquí? —respondo con los ojos entrecerrados.No contesta de inmediato. Se incorpora con una gracia sobrenatural, alejándose del muro con movimientos lentos y elegantes. Se acerca lo suficiente como para que pueda ver el brillo hipnótico de sus ojos.—Tal vez tenía curiosidad —dice al fin, con un tono casual—. O tal vez me gusta observar a los lobos que no parecen cómodos con su propia piel.Sus palabras me golpean. Demasiado acertadas. Mi rostro permanece impasible, pero por d
Capítulo 3 – Entre sangre y fuegoSashaDante Moretti no es solo un lobo. Es uno de los secuaces más temidos de mi padre, su brazo derecho en los asuntos más oscuros. También es mi futuro esposo… al menos si mi padre consigue lo que quiere.Dante es todo lo que un alfa debe ser: fuerte, despiadado, obediente. Nunca cuestiona las órdenes. Nunca duda.Pero esta noche, en su mirada veo algo más. Algo más oscuro.Celos.—Sasha —dijo con un tono bajo, contenido.Me obligo a mantener el rostro neutro, aunque ya sé que esta reunión va a acabar mal.—¿Qué haces aquí, Dante?Su mirada se detiene en Adrián un segundo demasiado largo antes de volver a mí.—Debería hacerte la misma pregunta. Aunque yo no tengo nada que esconder.Su voz corta como una cuchilla. ¿Qué cree? ¿Que me estoy revolcando con un vampiro en un callejón oscuro?... Mierda.Es exactamente lo que parece.—No es lo que piensas —empiezo a decir.—¿Ah, no? —Se acerca, y puedo sentir su energía vibrar contra mi piel—. Entonces exp
Capítulo 4 – Juegos de poder y deseos inadecuadosSashaDebería irme.Debería darme la vuelta, marcharme a casa y olvidar todo esto.Pero no me muevo.La mirada de Adrián me atrapa, penetrante, insondable. No hace ningún gesto brusco, pero su mera presencia llena el espacio, como si pudiera envolverlo todo con la noche.—Estás muy callada, Louve.Su tono se burla, pero hay algo más detrás de sus palabras. Una curiosidad real.—Y tú, en cambio, eres invasivo, vampiro.Dibuja una sonrisa lenta, calculada.—Ya me lo han dicho.Da un paso hacia mí. Instintivamente retrocedo. Mal reflejo. Su sonrisa se amplía, depredadora.—¿Me tienes miedo, Sasha?Mi nombre resbala por su lengua como un susurro prohibido, y me afecta más de lo que debería.Enderezo mi postura.—Ni en lo más mínimo.—Miéntele otra vez y puedo probarlo.La diversión baila en sus ojos, pero sé que me está poniendo a prueba. Quiere ver hasta dónde estoy dispuesta a llegar, hasta qué punto soy capaz de enfrentar a alguien como
Capítulo 5 – Entre dos lucesSashaAdrián se da cuenta. Un destello de satisfacción cruza su mirada.Dante también lo ha visto.—Sasha...Su voz ha cambiado. Ya no está solo enfadado. Hay algo más, algo que me rompe aún más al escucharlo: una herida cruda.Aparto la mirada.—No es lo que piensas.Dante niega con la cabeza.—Entonces dime qué es.Permanezco en silencio.Porque no tengo una respuesta.Adrián se endereza, su expresión vuelve a la compostura habitual.—Fascinante, de verdad —dice, su mirada clavándose en Dante—. Pensaste que habías ganado, ¿verdad?—Lárgate, Adrián.—Con gusto —esboza una sonrisa irónica—. Pero volveré.Se vuelve hacia mí, y por un instante, su mirada se suaviza.—Porque tú quieres que vuelva.Luego se pierde entre las sombras.Me quedo congelada, con el corazón latiendo como si quisiera romperme por dentro.Dante no se mueve.Después de un instante que se siente eterno, susurra, con una voz apenas audible:—Dime que no es cierto.Pero no puedo.El aire e