Morgane
Estoy lista para enfrentar lo que viene, pero cada segundo que pasa parece pesar el aire a mi alrededor. Hay algo casi irreal en esta transición. El mundo, en su esplendor caótico, parece suspendido, esperando que dé el último paso. Una vez que cruce ese umbral, no habrá vuelta atrás.
Me vuelvo hacia Lucian, su mirada aún fija en mí, pero una luz de incertidumbre atraviesa sus ojos. No sabe lo que siento. No sabe la magnitud de la decisión que he tomado. Y, sin embargo, está ahí, a mi lado, sin hacer preguntas, listo para apoyarme, para aceptarme en este oscuro camino que debo seguir.
— Morgane, dice, su voz tan grave como el trueno a lo lejos, una tensión palpable en el aire. ¿Puedes realmente soportar todo esto?
Lo miro, conmovida por su preocupación, pero sé que mi respuesta no vendrá de las palabras. Levanto la cabeza hacia el cielo, donde la luz se despliega, y siento una paz extraña, casi sobrenatural. Sí, estoy lista. Porque soy yo quien ha elegido enfrentar todo. Soy y