Morgana
El viento sopla fuerte en la terraza del castillo, como si el mundo mismo estuviera atrapado en un torbellino. Cada movimiento del aire parece reflejar el caos interior que me habita, pero al mismo tiempo, siento una extraña serenidad. Hay algo reconfortante en esta tormenta. Es la marca de lo que he logrado, de lo que he decidido enfrentar.
La elección que he hecho no ha sido fácil. Cada instante que me lleva a este punto, a esta confrontación inevitable, está marcado por fragmentos de mi pasado. Rostros, voces, sueños rotos. Pero en el fondo, sé que no podría haber actuado de otra manera. No se trata solo de poder, de conquista. Es una cuestión de verdad. De lo que realmente somos, más allá de las ilusiones y las apariencias.
Cierro los ojos un instante y dejo que la brisa acaricie mi rostro. El ruido de las olas abajo se mezcla con el susurro del viento. Aquí, todo parece estar en su lugar, como si el mundo entero esperara que tomara la última decisión. El silencio que rein