Sasha
El mundo a mi alrededor se ha vuelto borroso, una bruma de energía palpable que me envuelve. El tiempo parece suspendido, cada segundo estirándose en una espera infinita. Siento mis manos temblar, y mi respiración se acelera. El calor del templo es abrumador, y el eco de voces antiguas resuena en mi cabeza. Nunca he estado tan cerca de la verdad, ni tan perdida.
Sasha... susurra Adrian, su tono áspero, pero suave, casi suplicante. Se acerca a mí, sus ojos llenos de una preocupación que no le conozco. Pero no dice nada más. Sabe, al igual que yo, que soy yo quien debe decidir.
Miro el altar frente a nosotros, las velas titilando, las llamas danzando al ritmo del viento invisible que sopla dentro de la sala. Cada llama parece un recordatorio de los sacrificios pasados, de las vidas perdidas, de las almas atrapadas en este lugar extraño. Y sé que, así como esta luz, mi decisión iluminará nuestro destino, pero quizás al precio de todo lo que hemos construido.
La visión que me había