Sasha
El silencio es casi palpable. Todo a nuestro alrededor, el templo parece respirar, cada piedra vibrante de una energía que me parece a la vez antigua y aterradora. El grito penetrante que desgarró el aire se escucha nuevamente, pero esta vez, parece provenir de las propias paredes, como si el templo estuviera vivo. El suelo bajo mis pies tiembla ligeramente, y tengo la sensación de que toda la tierra está esperando algo. ¿Pero qué?
No ha terminado aún, dice Adrian en un tono bajo, casi como un susurro. Está cerca de mí, su cuerpo tenso, sus ojos fijos en el vacío frente a nosotros. Está tranquilo, pero de él emana un aura de inquietud. Casi puedo tocarla.
Quiero hacerle preguntas, entender lo que se oculta aquí, lo que todo esto significa, pero las palabras se me atragantan en la garganta. Este lugar me oprime. Cada símbolo grabado en las paredes parece escrutarme, observarme. Y esa luz… parece venir de ninguna parte, un resplandor azulado que envuelve al templo en un aura sobre