Sasha
Adrian está a unos pasos de mí, tan silencioso como la sombra que lo rodea. Puedo sentir la tensión que emana de él. Está más nervioso de lo que quiere admitir, más frágil de lo que parece. Pero sé que no me lo mostrará. No es su estilo. Prefiere cargar con todo el peso del mundo sobre sus hombros que mostrar la más mínima fisura.
Finalmente me giro hacia él, mi corazón latiendo más fuerte de lo habitual. La guerra que se aproxima no es solo una batalla entre lobos y vampiros. Es una guerra interna, una lucha por nuestras almas, por nuestra humanidad. Y a través de todo esto, no puedo evitar pensar en él, en cómo ha cambiado mi vida, en cómo me ha arrastrado a este torbellino de pasión y dolor.
— Adrian, murmuro, mi tono apenas audible, como una confesión frágil. ¿De verdad piensas que esta es la única solución?
Él gira la cabeza, sus ojos oscuros fijos en mí, buscando quizás una verdad que él mismo ignora. Hay un destello de duda en su mirada, pero también una determinación que