Sasha
El viento soplaba con fuerza, llevándose consigo los últimos vestigios del polvo que la batalla había dejado atrás. El aire era denso, saturado de una energía antigua, y hasta las estrellas, habitualmente tranquilas en su resplandor lejano, parecían haber cedido a una incomodidad indefinible. Un escalofrío recorrió mi piel mientras me giraba hacia Adrian, tratando de entender qué estaba sucediendo, pero mis pensamientos se ahogaban en la inmensidad de lo desconocido que nos rodeaba.
Adrian… ¿qué está pasando? murmuré, la incertidumbre apoderándose de mí cada vez más. Sentía que una fuerza invisible se había levantado a nuestro alrededor, tan palpable como el aire mismo. Como si todo lo que habíamos logrado no fuera más que un simple paso en un juego más vasto, más antiguo.
Yo… No lo sé, respondió él, sus ojos escrutando el horizonte, como si algo se estuviera escapando de nuestra percepción. Él también sabía que lo que sentíamos no era ordinario. No era solo un viento que soplab