La niebla de la madrugada cubría la ciudad, ocultando los contornos de los edificios y creando una atmósfera de incertidumbre. Clara caminaba a paso rápido por las calles desiertas, el sonido de sus pasos resonando en el vacío. La tensión en su cuerpo era palpable, y su mente no dejaba de dar vueltas a lo sucedido la noche anterior. El hackeo había sido solo el comienzo. Ahora, todo dependía de lo que sucediera a continuación.
Sofía, siempre tan calculadora, había hecho lo que parecía imposible: había conseguido el acceso que necesitaban. Pero el precio de esa victoria había sido más alto de lo que Clara había anticipado. El caos se había desatado dentro de la red enemiga, y los ojos de los que estaban del otro lado del tablero ya estaban fijos en ellos. Clara no podía evitar sentir que se encontraba atrapada, jugando en un campo de batalla donde las reglas cambiaban constantemente.
El teléfono en su bolsillo vibró de nuevo, sacándola de sus pensamientos. Clara lo sacó y vio que era u