El día había llegado. La gran conferencia con los inversores más importantes estaba a punto de comenzar, y tanto Isabela como Natalia sabían que este encuentro decidiría mucho más que una simple alianza comercial. Era la oportunidad de demostrar quién tenía el control real en el mercado, quién estaba en condiciones de liderar la industria de los bienes raíces con mano firme. En ese salón lleno de altos ejecutivos y líderes del sector, la rivalidad entre las dos mujeres alcanzaba su punto culminante.
Isabela llegó primero, como siempre, al centro de conferencias en el rascacielos donde se celebraría el evento. El edificio de Luján Enterprises, con su estructura de vidrio y acero, reflejaba la imagen de poder que tanto había cultivado a lo largo de los años. La entrada al salón principal estaba adornada con elegancia, luces suaves y pantallas que proyectaban gráficos sobre el futuro del mercado inmobiliario. Cada detalle había sido cuidadosamente planificado, como un espectáculo de alto