El aire fresco de la madrugada acariciaba la piel de Isabela mientras se encontraba en el balcón de su penthouse, mirando hacia la ciudad que nunca dormía. Su mente estaba agitada, atrapada en un remolino de pensamientos. Todo lo que había trabajado por años parecía haberse desmoronado en cuestión de días. La traición de Clara, la manipulación de Natalia... Todo había sido un juego, un elaborado plan para destruirla desde adentro. Pero ella no se rendiría. Nunca lo había hecho, y no lo haría ahora.
El teléfono en su bolsillo vibró, sacándola de sus pensamientos. Era un mensaje de Javier, su abogado de confianza. Isabela había confiado en él durante años, y a pesar de la gravedad de la situación, necesitaba su orientación más que nunca. Abrió el mensaje con rapidez.
"Isabela, tengo información confidencial sobre el último movimiento de Natalia Ferrer. Es urgente que hablemos, no podemos esperar más."
Las palabras de Javier tenían el peso de una sentencia. Algo estaba por cambiar. Isabe