El sol comenzaba a ocultarse tras los rascacielos de la ciudad, tiñendo el cielo de un naranja tenue que reflejaba la tensión que envolvía a Isabela. Los ecos de la llamada que había recibido seguían resonando en su mente. Algo no encajaba. La persona del otro lado de la línea sabía algo sobre Clara, algo que aún no sabía ni siquiera ella misma. Y lo peor de todo era que no podía confiar plenamente en nadie, especialmente ahora que las piezas del tablero se movían sin su control.
Isabela apretó los dientes y se acercó a la ventana de su oficina, mirando hacia el horizonte. Una ciudad llena de secretos, de alianzas rotas, de traiciones disfrazadas de sonrisas. Sabía que su éxito había sido forjado en las sombras, pero también entendía que ese mismo entorno oscuro podía devorarla si no tenía cuidado.
La llamada había sido breve, pero directa: "Te lo diré todo, pero debemos encontrarnos cara a cara." No había nombre, ni una pista de quién estaba detrás de la voz, pero el tono había sido