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— Oh, princesa no eres tú, pero yo sí lo soy — responde él con un guiño.
Se me cae la mandíbula.
— ¡Beck ! ¡Eso no es justo ! Vamos, solo una vuelta rápida. Por favorcito.
— No, lo siento, cariño, pero todavía te estás recuperando. Te lo compensaré, lo prometo — dice, besándome la frente.
Acaba de terminar de ensillar a Atlas y ha tomado la cuerda de guía de mis manos. Caminamos hacia una pista al aire libre y vemos a Ryan parado a varios metros de un enorme Percherón, visiblemente nervioso. Beck abre la puerta de la pista y entra con Atlas. Morgan guía al Percherón detrás de Beck y Ryan lo sigue lentamente.
Beck se monta en la silla con agilidad y se acomoda en el asiento.
— Vamos Ryan, súbete — llama.
Ryan traga saliva.
— Eh… ¿Cómo se supone que hago eso ?
— Pon un pie en el estribo y pasa la otra pierna al otro lado — dice Beck con una risa.
Ryan mira al caballo con nerviosismo, pero obedece. Los otros chicos se apoyan contra la cerca de la pista, pero yo no. Me subo y me siento