Narrado por Aiden
La explosión de energía nos lanzó a todos contra las paredes de la cabaña. El impacto me dejó aturdido, con un zumbido persistente en los oídos. A través de la neblina de dolor, distinguí la figura de Anya, de pie en medio de la habitación, con la mirada fija en el lugar donde Elara había estado momentos antes.
—¿Dónde está? —pregunté, esforzándome por ponerme de pie.
Anya no respondió de inmediato. Sus ojos, normalmente llenos de determinación, reflejaban una mezcla de confusión y tristeza.
—Se ha ido —murmuró finalmente—. Utilizó una técnica de teletransporte que no reconocí.
Ragnar, apoyado contra la pared y con sangre secándose en la comisura de sus labios, intervino:
—¿Crees que volverá?
Anya asintió lentamente.
—Sí. Y la próxima vez, no vendrá sola.
El peso de sus palabras cayó sobre nosotros como una losa. La traición de Elara no solo había debilitado nuestras defensas, sino que también había sembrado la semilla de la desconfianza entre nosotros.
—Necesitamos