Narrado por Aiden
La cabaña estaba sumida en un silencio inquietante tras el agotador ritual que habíamos realizado. Aún resonaban en nuestras mentes los ecos de la noche anterior, la furia de los hechizos, el vínculo fortalecido y, sin embargo, la amenaza latente de Elara y sus oscuros designios. Esa mañana, el crepitar suave del fuego en la chimenea era el único sonido que rompía la quietud, mientras la penumbra de la noche cedía paso a los primeros destellos del alba.
En el interior, Anya se mostraba visiblemente agotada, pero su mirada, a pesar de la fatiga, destilaba determinación. Yo podía sentir su energía, su fuerza interior, y la forma en que sus ojos parecían brillar a pesar de las cicatrices de la noche. La mayoría del grupo aún descansaba, pero en un rincón apartado, en la pequeña habitación al fondo de la cabaña, Anya y yo nos refugiamos para conversar en privado. La atmósfera era densa, cargada de una intimidad forzada por el peso de lo sucedido.
La puerta se cerró tras