Narrado por Anya
La luz explosiva que había desterrado las sombras dejó tras de sí un silencio sepulcral. Durante unos instantes, el claro se convirtió en un escenario en ruinas: troncos partidos, hojas esparcidas y una bruma tenue que se mezclaba con el humo residual. Mi corazón latía con fuerza, cada latido marcaba el pulso de la batalla que no parecía haber concluido.
A mi lado, Ragnar yacía de rodillas, con la mirada perdida entre la oscuridad que aún amenazaba con envolverlo y la chispa de la humanidad que aún brillaba en lo profundo de sus ojos. Con dificultad, me acerqué a él, extendiendo una mano temblorosa para ayudarlo a levantarse.
—Ragnar… —dije en un susurro, casi reverente, intentando transmitirle la fuerza necesaria para resistir la influencia corrupta que Morgana aún sembraba a su alrededor.
Su voz, quebrada y débil, respondió:
—Aiden… siento que cada parte de mí se disuelve… La oscuridad… lucha por dominarme…
En ese instante, la figura imponente de Morgana reapareció