Narrado por Anya
El amanecer apenas rompía el horizonte cuando me encontré nuevamente frente a la quietud del claro. La batalla contra Morgana había dejado cicatrices no solo en la tierra, sino en nuestros corazones. Mientras los primeros rayos de luz acariciaban los árboles, Ragnar se apoyaba en un tronco caído, aún con el eco del enfrentamiento resonando en su mirada.
—Aiden… —susurró con voz temblorosa, tratando de recomponer sus fuerzas—, siento que algo aún me retiene. No es solo la sombra que combatimos, es el peso de todo lo vivido.
Acaricié su hombro, recordándole que cada herida es también una señal de lucha y de vida. Justo cuando parecía que la calma comenzaba a reinar, el murmullo del bosque se transformó en un susurro inquieto. Entre las sombras del límite del claro, una figura se desvanecía tan rápido como había llegado. ¿Había sido Morgana o alguien más?
—No descansaremos —dije en voz baja, sintiendo que la amenaza se extendía más allá de aquella noche—. Esta victoria e