Bastien enrolló a Kate en una toalla y él se enrolló una cubriendo solo su cintura.
Ven, te secaré el cabello
Bastien yo puedo hacerlo el que recibió el disparo fuiste tú, no yo.
Déjame hacerlo, quiero hacerlo – Kate suspiró derrotada –
Está bien – Bastien la sentó frente al tocador y empezó a peinar con cuidado su cabello, echó a correr el secador con aire tibio mientras pasaba sus dedos por su cabello, Kate lo podía mirar por el reflejo del espejo totalmente concentrado, quien diría que un jefe de la mafia, cruel y despiadado, sería tan dulce y delicado con una mujer, Kate lo miraba y sonreía, su corazón se derretía al verlo fruncir el seño tratando de no darle tirones, hasta que levantó la mirada y la sorprendió mirándola embobada –
Que…
Nada…
Porque me miras así
Eres muy guapo Bastien, y muy dulce
Solo contigo cariño, nadie jamás me verá así, o perderé el respeto de mis hombres – Kate rió –
Mi despiadado mafioso. – Bastien la miró por el reflejo sonriendo –
Para ti seré un dulce c