A la mañana siguiente Ara despertaba sola en la habitación, una notita en la almohada de Lucca –
Pequeña, salí a trabajar, estaré en el despacho, te dejé desayuno, te lo comes todo ¿ok?, puedes ir al taller de Kate si deseas o bien caminar por la casa, no te quedes encerrada en la habitación, te veo para el almuerzo. – Ara sonrió, tomó su desayuno y los medicamentos que le dejó Lucca, ya había pasado una semana desde que él la había rescatado, se bañó y salió al taller, mientras en la habitación de Bastien, Kate despertaba en los brazos de su adorado mafioso, se abrazó más a el besando su pecho descubierto –
Cariño, ya es tarde.
Mmm, un poco más, anoche dormimos tarde.
¿Por qué será? – una sonrisa apareció en los labios de Bastien –
Porque eres irresistible Kitty, además te pones esa lencería roja, transparente, dime, que querías que hiciera, - Bastien abrió los ojos y miró a Kate, aun tenía marcas en su piel de la noche de pasión que habían pasado –
Esa me la regaló Ella.
Al fín hace