Prácticamente todo el alboroto acabó. Solo vinieron cuatro enemigos, Kylian y Velkan acabaron con ellos rápidamente, no les fue tan complicado.
De repente, siento un sacudón en el cuerpo.
—¿Qué haces? ¡Bájame! —intento dar patadas a Kylian, pero la velocidad con la que nos movemos, me marea y provoca náuseas.
—¿Podrías quedarte quieta por un segundo? —reprocha.
Me deja sobre una gran cama con sábanas negras. En realidad todo aquí es oscuro y casi tétrico. ¿Será su habitación?
—¿Por qué me trajiste aquí? —Lo interpelo con bastante amargura.
—Porque debo protegerte. —Desvía la mirada hacia la gran y gruesa puerta de color caoba—. Porque eres una carga que debo llevar, si te pasa algo yo... sufriría por alguien que no amo.
Lo miro de mala gana y me cruzo de brazos.
—Eres un idiota... —susurro con ira.
¡Lo odio!
—Cuida esas palabras. —Se gira y toma mi barbilla con rudeza, para luego soltarme.
—Te odio. —Le planto cara y digo todo lo que en realidad no siento, como casi siempre.
Ríe con s