Pasaron muchos días para que Elizabeth y Xavier regresaran a casa recuperados, fueron semanas eternas entre el hospital y la mansión, pero esto, lo que hizo fue fortalecer el vínculo entre los dos, Elizabeth parecía disfrutar de su compañía, de sus cuidados y de todo lo que parecía ser una familia normal.
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—Mami, tenemos muchas tareas pendientes. —Emma levantó su cuaderno y se lo enseñó a Elizabeth.
—¡Oh! Lo sé nena, pero debemos hacerlo todo muy despacio, a mami todavía le duele la cabeza.
la pequeña niña sonrió y se devolvió a la mesa para jugar con su hermanito, Elizabeth solamente suspiró, esos días fueron difíciles.
La puerta principal se abrió, y al girarse hacia ella, lo primero que vio fue un enorme ramo de flores asomando. El delicioso aroma la envolvió al instante, llenando la estancia con una fragancia dulce y delicada. Sin pensarlo, se levantó guiada por la imagen, y enseguida apareció Xavier, sosteniéndolo con una sonrisa en los labios.
—Hola, cariño. He regresado a