LAS VERDADERAS CARAS
—Mamá, ¿viste la cara de la estúpida de mi hermana? — Altagracia preguntó con sarcasmo.

—¿Quién se cree esa mujercita? Pero esta vez me va a escuchar.

Dora, la madre de Elizabeth, se dispuso a enfrentarla, pero Humberto, su esposo, la detuvo con firmeza.

—¿A dónde crees que vas con ese carácter, mujer? Tenemos que ser inteligentes. Sabes que el matrimonio con Montiel es lo mejor que nos ha pasado últimamente. Nuestra empresa puede alcanzar un renombre sin precedentes.

—Sí, Humberto, pero de nada sirve si nuestra propia hija ya no nos reconoce como sus padres —respondió Dora con el rostro encendido de rabia—. ¡Mira todo lo que tiene! Hasta una iglesia privada… y esta playa entera es suya. ¿Tienes idea de cuánto vale todo esto?

—Precisamente por eso, respira hondo. Déjala que camine con su esposo hasta la recepción, y allí nos acercaremos a saludarla.

—¡Ah! —resopló Dora, frustrada, pero obedeció.

Los tres se dirigieron al lugar donde se celebraría la fiesta. Pasó bastante tiempo antes
LauraC

Nos estamos acercando a un punto muy importante en la historia de Elizabeth y Xavier, dejen sus comentarios, y háganme saber que están leyendo la historia. Muchas gracias por su apoyo.

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