Observé cómo los hombres de seguridad llegaron y rápidamente se acercaron a Elijan, sosteniéndolo con firmeza. Mientras tanto, corrí hacia Marcos, quien estaba en el suelo, tratando de levantarse. Noté que comenzaba a toser, y mi corazón se apretó por la preocupación.
—Si lo tocas, lo remato, Alexa... —gritó Elijan, su voz llena de rabia y amenazas.
—Estoy bien, no me ayudes... —respondió Marcos, intentando quitarse la mano de encima y levantarse por su cuenta, aunque la debilidad en su voz lo traicionaba.
En ese momento, la puerta se abrió y Raegan apareció, su expresión de preocupación rápidamente se transformó en incredulidad al ver la escena.
—¿Qué está pasando aquí?.¡Llévense a este tipo! —ordenó Raegan, señalando a Elijan, quien seguía forcejeando con los guardias, intentando liberarse de su agarre.
—Yo no me voy sin mi mujer, ¡sueltenme! —gritó Elijan, su voz resonando en la sala, llena de frustración y enojo.
Me giré hacia Raegan, buscando su apoyo, sintiendo la ne