Capítulo 43. Cuando el cielo también llora
ELENA
Después de la cena, en el salón fue quedando en silencio. Las conversaciones se apagaban poco a poco, y todos se retiraban a sus casas.
Pero Natalia y yo no queríamos dormir aún. Necesitábamos aire.
Así que salimos y comenzamos a caminar por las calles de Moonveil. El pueblo estaba tranquilo.
Solo caminábamos. Pero entonces… el medallón sobre mi pecho comenzó a brillar. Pero esta vez, la luz era más intensa. Me detuve. El mundo a mi alrededor se desapareció. Ya no estaba en Moonveil. Mi mente había viajado. Y la visión me golpeó con brutalidad.
Lycan estaba de pie en medio de su habitación destrozada. Sus ojos estaban rojos, llenos de lágrimas. Su pecho subía y bajaba y su voz… sonaba desgarradora.
—¡Elena! —gritaba—. ¡Elena!
Su cuerpo temblaba. Golpeaba las paredes. Se arrodillaba. Lloraba como si el mundo se le hubiera roto. Como si no pudiera respirar sin mí.
Y yo… lo sentía. Sentía su sufrimiento como si fuera mío. Lo amaba tanto que me dolía. Poco después, la visión se de