Heridas abiertas
-¿Tú... ¿Recuerdas a Lía? -Preguntó Kael con la voz áspera, casi dolida.
Meyrick se detuvo en seco, como si el tiempo se hubiera congelado. Su espalda se tensó y levantó la mirada, clavándola en su Alfa.
-¿Lía? -Repitió, incrédulo. -¿La misma loba que estaba contigo cuando asumiste el liderazgo? La que desapareció poco después de que la rechazaras frente al consejo…
Kael asintió lentamente, sin poder decir nada. Caminó hasta el ventanal de la sala mirando hacia la aldea iluminada por las hogueras. Su silueta parecía más encorvada, como si llevara un peso que finalmente estuviera dispuesto a soltar.
-No volvió. -continuó Meyrick, cruzándose de brazos, más suavemente ahora. - Nadie supo nada de ella.-Agregó recordando. Habían pasado tantos años que no lo tenía muy claro y en ese momento no le pareció algo serio. - Algunos decían que la desterraste.
-Nunca le habría hecho eso. -Gruñó Kael con la mandíbula apretada, dejando ver que aquello no le gustaba . -Pero lo hice…