― ¿Cómo conoces a Salim?
Habían salido del evento al menos diez minutos y después de que subieron al auto ninguno había hablado. El corazón de Zaria estaba en su garganta, el deseo caliente y desesperado entre sus piernas. Parpadeo hacia su marido, ante su pregunta inesperada. Todo lo que pudo hacer fue contener la respiración y esperar, esperar a estar de vuelta en la privacidad de su habitación.
―Por Samir ― dijo simplemente.
Pero no fue sencillo. Al menos no para Issam ― Escuche que mencionaste el verano pasado.
―Pasamos una semana en su yate y también otros amigos ― dijo, sacudiendo la cabeza. ― Fue solo unos meses antes de…
Sus ojos recorrieron su rostro pensativamente ― ¿Tu y Samir viajaron juntos… y aun así nunca tuvieron sexo?
El rubor coloreo sus mejillas ― No.
― ¿Cómo le explicas? ¿Tenían habitaciones separadas en el yate?
―Samir no tenia que explicar nada ― dijo rígidamente, a la defensiva, cuando sabia que no necesitaba defender a Samir ante su propio hermano. Ella