POV : Cecilia Hernández
En ese momento, Liam levantó la cabeza y lo primero que noté fue su mirada. Había algo diferente en ella, algo que me atravesó sin aviso: dolor. Dolor genuino, profundo. Fue extraño, porque ni siquiera yo entendía del todo por qué esa expresión se formaba en su rostro ante mis palabras. Yo había llegado allí con la decisión más firme de mi vida, sin espacio para titubeos, y aun así, verlo así me hizo vacilar por un segundo.
—¿Acaso estás molesta por lo que sucedió ayer? —preguntó finalmente, con la voz baja, casi insegura, como si temiera la respuesta.
Me quedé mirándolo, evaluando cómo debía responder. Su actitud no encajaba con la frialdad que normalmente mostraba, con la seguridad que lo definía. Parecía… humano, vulnerable, y era aterrador. Pero no podía permitir que eso me desviara de mi objetivo.
—Para nada —dije, directa, sin suavizar mis palabras ni permitir que mi voz temblara—. No estoy molesta. Solo estoy harta de toda esta farsa.
Lo observé, tratan