POV: Aslin Ventura
El tiempo parecía haberse detenido. Frente a mí, Alexander sonreía como un maníaco mientras el cañón frío de la pistola de Carttal rozaba su sien. Esa sonrisa torcida, enfermiza, me dejó claro lo podrido que estaba por dentro. No era un hombre… era un monstruo que disfrutaba del dolor ajeno.
—Carttal, eres increíble… —su voz sonaba irónica, venenosa—. Acabo de llegar y esta es la bienvenida que me das. No eres muy amable que digamos.
—¡Cállate o te disparo aquí mismo! —rugió Carttal, su brazo firme, sin temblar—. Al fin te tengo en mis manos. Esta vez no vas a huir.
Alexander lo observó sin un atisbo de miedo, como si tener la muerte tan cerca lo alimentara en lugar de asustarlo. Entonces, con un simple movimiento de su mano, le hizo una seña a un hombre que estaba a su lado. Parecía su asistente. El sujeto asintió de inmediato y, en cuestión de segundos, vi cómo varios hombres aparecían arrastrando a alguien.
Mi corazón se detuvo.
—¡No…! —murmuré entre dientes, cas