Mundo ficciónIniciar sesiónDespués de que el doctor Stephano salió de la hacienda, el celular de Lorenzo, dejado sobre el aparador a un costado, vibró con un timbre discreto. Él se acercó con cuidado y atendió. Era Marco.
La conversación duró apenas unos segundos.
—Buenas noticias —dijo, sonriendo al regresar a la sala—. La reunión fue reprogramada para mañana por la tarde. Lo que significa que… podemos quedarnos. Una noche más.
Isabella arqueó las cejas, sorprendida.
—¿En serio?
—En serio —sonrió él, mirándola a los ojos—. Dormimos aquí. Solo nosotros tres.
<







