Mundo ficciónIniciar sesiónMelissa entró arrastrando el dragón por el piso, con la corona de papel torcida sobre la cabeza. Se sentó en la alfombra con solemnidad de reina cansada.
—¿Hoy el coro canta fuerte o suave? —preguntó Laila, ajustándole la corona.
—Suave en las gárgaras y fuerte en las R —dictaminó la niña—. ¿Tú cantas, Laila?
—Canto para adentro —sonrió.
Le hizo la trenza doble que había pedido por la mañana, más por ritual que por vanidad. Trenzar la serenaba: dividir en tres, cruzar, apretar lo justo, asegurar con una liga, no demasiado fuerte. Pensó —y le avergonzó pensarlo— que si la vida pudiese trenzarse así,







